El tickling es la nueva moda en el juego erótico, y básicamente consiste en hacer cosquillas, de toda la vida. El éxito de esta práctica reside en que cuando nos hacen cosquillas se liberan endorfinas, y podemos sumar a esto que al reírnos se suelen activar las zonas del cerebro que están relacionadas con el placer, consiguiendo mayor excitación y ayudando a conseguir orgasmos más intensos. En este caso, debemos considerar que durante ambos procesos, la risa y el sexo, nuestro cerebro libera endorfinas.
Igual que cuando vamos al gimnasio preparamos nuestro cuerpo calentando, con el tickling buscamos que nuestro cerebro se ponga en modo placer. La consecuencia que podemos observar tras realizar esta práctica, es que el organismo está más dispuesto a practicar sexo y se pueden generar orgasmos más intensos.
Aquí van una serie de sexoconsejos para la práctica del tickling:
- – Suavidad, siempre suavidad. Evita las cosquillas «molestas» de presionar los riñones de tu pareja. Usa la yema de los dedos, una pluma… ¡lo que se te ocurra! Pero siempre, siempre con la máxima suavidad posible.
- – Complementos hot para el Tickling. Además del plumero, podéis serviros de algunas cosas propias del BDSM como esposas, vendas, etc. Quién sabe, quizás os empiece a gustar ese rollo.
- – En cuanto a la práctica en sí, las cosquillas no están limitadas a ninguna parte en concreto, pudiendo provocarlas por todo el cuerpo. Las zonas más clásicas son las ingles, los pezones, detrás del cuello o los dedos de los pies. Con esta técnica todo el cuerpo se convierte en una gran zona erógena, lo mejor, como siempre, es probar para ver qué zonas excitan más a nuestra pareja. Esta actividad no tiene una zona en concreto en la que centrarse. Normalmente, se trata de algo que se puede hacer en cualquier parte del cuerpo (las manos, la espalda, la nuca…)
- – Es una experiencia divertida, ya que nos servirá para autodescubrirnos más aún, e identificar nuestro mapa erógeno, si es que aún no lo conocemos.
- – Es importante hablar previamente, ya que es muy común las fobias a las caricias en ciertos lugares del cuerpo, pies, manos, orejas… Hay de todo.
- – Dejar fluir tu imaginación.
- – Cambia de zona frecuentemente, si estás todo el tiempo en el mismo “sitio” tu pareja acabará agobiándose.
- – Usa distintos objetos para provocar las cosquillas. Una buena idea es usar una pluma o una brocha de maquillaje (obviamente la lavaremos previamente y posteriormente, sirve con un chorrito de lavavajillas en un recipiente con agua templada). En principio valdrá cualquier objeto que sea suave y que estimule la piel.
- – No uses sólo objetos, puedes usar tu cuerpo. Provoca cosquillas con la lengua, dedos, pestañas o nariz.
- – Puedes añadir un punto extra a esta práctica privando a tu pareja de algún sentido, así intensificarás las sensaciones.
En definitiva el tickling es la técnica con la que pasar un rato divertido.
Si quieres saber más, puedes escuchar el podcast que te dejamos a continuación:
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Escrito por Mari Carmen López Martínez, Psicóloga, Sexóloga y Terapeuta de Pareja.
